Alguna vez -hace pocas semanas de hecho- mi papá me "regañó" por no escribir. No escribirle a él, a ellos, no escribir al aire, no escribir. No se lo dije, pero se equivoca. Escribo mucho, utilizo medios como Twitter, Facebook, una libreta secreta que nadie tiene permitido leer, una cuenta de correo electrónico que nadie conoce... pero tiene razón, no lo escribo para ellos, no les escribo a ellos. En facebook lo que escribo es público, por supuesto, pero es una versión moderada de lo que muchas veces siento o pienso, porque sinceramente creo que si expresara tal cual todo lo que pasa por mi cabeza, vivirían preocupados por mi todo el tiempo.
Todo ese 'regaño' - digamos - surgió porque en nuestra última visita a Guadalajara fuimos al Centro Cultural Cabañas, y había una exposición sobre Mario Vargas Llosa, en la que había una foto grande de él donde se le muestra escribiendo a máquina. Él escribe usando dos dedos. A mi papá le causó gracia, y me dijo, muy a su modo, que soy una borrica, que si él escribe libros completos a dos dedos (y libros del calibre de los que el señor ése escribe, ni más ni menos) por qué yo sabiendo escribir rápido y bien, no lo hago. Luego me lo repitió, y me retó a que lo hiciera.
De alguna manera siempre me he escudado en el hecho de que mi profesión es visual, no literaria. Pretexto barato para ocultar mi gran tendencia primero a la procrastinación, y segundo, al temor a sentirme vulnerable por publicar algo. Si bien es cierto, mi profesión se vincula a lo visual, el hecho es que ni siquiera por ese medio aprovecho la oportunidad de expresarme en un sentido personal, íntimo.
Siempre quise tener un blog, quisiera tener un podcast, y otras tantas cosas, y sin embargo, nunca lo he hecho, o bueno, nunca me he dedicado a intentarlo (para muestra basta notar que este es apenas el tercer post en este blog desde que lo abrí hace 5 meses, y que por cierto no he promocionado con absolutamente nadie). Soy, en este sentido, la representación viviente del dicho "busca trabajo como rogando no encontrar". Quiero, sí, pero no quiero. Creo que el problema radica en que siempre he pensado "bueno, y ahora que ya hice el blog, qué hago? qué escribo?" una especie de pánico escénico, de miedo a ser juzgado, motivo por el cual precisamente nunca he hecho publicidad de mis medios de comunicación personal. Error.
Creo que también es un poco de inseguridad, de pensar que en realidad qué cosa interesante podría tener YO que compartirle al mundo. Quizá ninguna, quizá, para el gusto de algunos, muchas. Otro error.
Finalmente el punto de estos medios no es (o no debería serlo) darle gusto a la gente, al menos no desde una perspectiva de expresión personal. El punto debe ser canalizar las ideas, los pensamientos, las opiniones propias de una manera más o menos coherente, y quizá, sólo quizá, encontrar a alguien que piense que no estamos tan mal de la cabeza como creemos, aunque sinceramente me gusta creer que estoy aunque sea un poquito más loquita que la mayoría de la humanidad.
No pretendo volcar todo mi cerebro aquí, definitivamente no. Disfruto la anonimidad de la que gozo en otros medios, disfruto mi secrecía al escribir en esa libreta que guardo celosamente, y disfruto sentir que tengo mi cerebro desparramado en muchos medios a la vez, una especie de rompecabezas cuyas piezas tienes que encontrar siguiendo pistas que no pretendo dar. No me gusta la idea de que alguien sepa por completo lo que ocurre en mi mente, ni siquiera yo misma.
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